La Asociación de Apoyo Psicológico y Social a la Familia e Infancia (ASIP), que ofrece sus servicios en Boadilla desde hace 15 años, incorpora un nuevo
servicio de mediación familiar. Estará a cargo de Alfredo Muñoz Naranjo, juez durante 22 años y que en la actualidad es mediador, abogado y profesor de derecho procesal.
El divorcio no es un punto final en las relaciones
personales cuando hay hijos comunes.A ellos hay que seguir atendiéndolos y
decidir durante muchos años después sobre cuestiones básicas de su vida.Hasta
ahora, cuando existía una situación de bloqueo de la comunicación entre las
partes o dificultades en la toma
de decisiones respecto a la separación, la única solución era acudir a la vía
judicial. Ahora bien, en palabras del exjuez, “situar el conflicto familiar en
el juzgado supone plantearlo como una batalla en la que, paradójicamente,
nunca habrá vencedores”.
La mediación nace como una alternativa de eficacia probada
frente a esa judicialización. El mediador no es un juez que impone soluciones a
las partes,sino un profesional neutral cuya misión es ayudarles a conseguir
acuerdos razonables por sí mismos mediante el diálogo y el consenso. El exjuez
comenta que “estos acuerdos pueden ser homologados judicialmente
y tener los mismos efectos que una sentencia, con las ventajas añadidas de un
menor impacto emocional y económico como el que tiene un procedimiento
judicial”.